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domingo, 1 de mayo de 2011

Persecución de la iglesia a la Masoneria

En otra entrada anterior (El papa Clemente XII - primer ataque a a la masoneria) comentamos el primer ataque, por denominarlo de alguna forma, de la Iglesia hacia la Masonería. Continuaremos nuestro análisis de este enfrentamiento, aunque dado que la Masonería no ataca a la Iglesia el uso de la palabra enfrentamiento no sería del todo correcto. Soy consciente que esta afirmación por mi parte no será compartida por aquellos no masones que si piensan que atacamos a la Congregación Católica, están en su derecho de creerlo si quieren, pero les garantizo que están ustedes equivocados.

La última y todavía vigente declaración de la Iglesia sobre este tema podemos encontrarla en el documento "Quaesitum est" que vio la luz en la reunión de la Sagrada Congregación para la doctrina de la Fe en su reunión en Alemania el año 1983 siendo el actual Papa, antes Cardenal Ratzinger, su máximo dirigente.

Hasta esa fecha y durante siglo y medio, nada menos que siete Papas ratificaron la actitud inalterable de la Iglesia hacia la Orden masónica.
  1. Benedicto XIV, sucesor de Clemente XII, promulgó el 15 de mayo de 1751 la Encíclica "Providas Romanorum"
  2. Pio VII expidió el 13 de Septiembre de 1821 el decreto "Eclesiam ad Jesu Christo"
  3. León XII firma el 13 de Marzo de 1825 el documento "Quo Graviosa"
  4. Pio VIII, el 24 de mayo de 1829, promulga la Encíclica "Traditi Humilitati"
  5. Gregorio XVI publica el 15 de Agosto de 1832 promulga la Encíclica "Mirari Vos"
  6. Pio IX, uno de los Papas más activos contra la masonería, promulga la Encíclica "Qui Pluribus" el 9 de noviembre de 1846, el 8 de diciembre de 1864 promulga la "Quanta Cura" y el 21 de noviembre de 1873 promulga la "Etsi Multa. Además dirige dos alocuciones y emite la constitución "Apostolicae Sedis" entre el 20 de abril de 1849 y el 12 de octubre de 1869.
  7. El Papa Leon XIII dicta cuatro encíclicas de dureza implacable contra la Orden masónica:
    1. 15 de febrero de 1882 - Etsi nos
    2. 20 de abril de 1884 - Humanum Genus (fue la más significativa y dura)
    3. 15 de octubre de 1890 - Dall ´alto dell´Apostolico Seggio
    4. 8 de diciembre de 1892 - Inimica Vos

En todas las Encíclicas y publicaciones se condena a la Masonería y asociaciones similares, se prohibe a los católicos la pertenencia a la misma y, con diferentes términos, la condena y persecución se mantiene

La Encíclica "Humanum Genus" dice textualmente:

LA MASONERÍA

2. En el decurso de los siglos, las dos ciudades han luchado, la una contra la otra, con armas tan distintas como los métodos, aunque no siempre con igual ímpetu y ardor. En nuestros días, todos los que favorecen la peor parte parecen conspirar a una y pelear con la mayor vehemencia, bajo la guía y auxilio de la sociedad que llaman de los Masones, por doquier dilatada y firmemente constituida. Sin disimular ya sus intentos, con la mayor audacia se revuelven contra la majestad de Dios, maquinan abiertamente y en público la ruina de la Santa Iglesia, y esto con el propósito de despojar, si pudiesen, enteramente a los pueblos cristianos de los beneficios conquistados por Jesucristo, nuestro Salvador.

Llorando Nos estos males, y movido Nuestro ánimo por la caridad, Nos sentimos impelidos a clamar con frecuencia ante el Señor: He aquí que tus enemigos vocearon; y levantaron la cabeza los que te odian. Contra tu pueblo determinaron malos consejos, discurrieron contra tus santos. Venid, dijeron, y hagámoslos desaparecer de entre las gentes[2].

3. En tan inminente riesgo, en medio de tan atroz y porfiada guerra contra el nombre cristiano, es Nuestro deber indicar el peligro, señalar los adversarios, resistir cuanto podamos a sus malas artes y consejos, para que no perezcan eternamente aquellos cuya salvación Nos está confiada, y no sólo permanezca firme y entero el reino de Jesucristo que Nos hemos obligado a defender, sino que se dilate con nuevos aumentos por todo el orbe.


Como una de las soluciones a toma dice:

28. Y a vosotros, Venerables Hermanos, os pedimos y rogamos con la mayor instancia que, uniendo vuestros esfuerzos a los Nuestros, procuréis con todo ahínco extirpar esta asquerosa peste que va serpeando por todas las venas de la sociedad. A vosotros toca defender la gloria de Dios y la salvación de los prójimos: ante tales fines en el combate, no ha de faltaros ni el valor ni la fuerza.

En fin, la encíclica es larga, aquellos que la deseen leer completa pueden hacerlo en este lugar, dado que la letra se ve pequeña bajen hasta el final y hagan clic en FULLSCREEN

Human Um Genus

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